Una vez decidido el viaje, localizada la familia (si se va a vivir con una), el centro de enseñanza y realizados los trámites del visado aún queda lo peor/mejor, según se mire....
Hay que adaptarse a una nueva vida y, en cierta medida, es como mirar al abismo. Suponemos que el estudiante va convencido e ilusionado pero, como es lógico, de vez en cuando le asaltarán los miedos.
Os incluyo este enlace a un blog donde la chica describe todas esas sensaciones que es normal tener. Según dicen los que han vuelto todo esto es lógico, razonable y se supera.
¡Ánimo!
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